Para esos días en los que te apetece gastar un poco más…

Hace unos días os hablé de mi teoría sobre las estafas en la cosmética, cuando los dermatólogos consideran estafa todo aquello que supera los 30€ y yo considero estafa lo que supera los 40€ para darme un poco más de margen en lo que consumir.

Pero no me digáis que no hay veces que te gustar estafarte a ti misma. A mi me gusta. Muy de vez en cuando me dejo convencer por algún envase lujoso, de esos que brillan y brillan, y que, por lo que valen, parece que te van a transmitir el brillo mismo y de una mujer bastante corriente me puedo convertir en Monica Belluci en un abrir y cerrar de ojos, o más bien en lo que se tarda en poner una crema encima.

Y hoy os hablo de una de esas estafas gustosas, de esas que incluso te dan gustito cada vez que las usas aunque te acuerdes de su precio. Y encima os puedo hablar de ella sin ningún sentimiento de culpa directa porque ha sido un regalo. Me siento culpable porque la persona que me lo ha regalado es una de las personas más generosas que conozco pero reconozco que lo disfruto a cada momento.

Se trata de una crema de cuerpo que no debe ser nada fácil de encontrar. Yo por lo menos no había oído hablar de ella antes de tenerla entre mis manos. Y barata tampoco es. Como se trata de un regalo, está muy feo eso de buscar cuánto ha costado, pero para escribir este blog he tenido que hacer una investigación googlera y la cosa se queda entre 70 u 80 euracos el bote.

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Así que lo puedo catalogar como una estafa en toda regla. Sólo ocurre una cosa. Y es que esta estafa tiene brillo. Sí, como lo leéis. Brillo. Un brillo imperceptible en la crema, imperceptible cuando te estás embadurnando las piernas pero un brillo dorado de eso que de repente te miras las piernas y piensas «uhmmmm, pero que cosa más mona de crema por Dios».

Porque lo importante de esta crema es el brillo. Hidrata bien, huele bien, el bote es suficientemente lujoso pero sin demasiadas estridencias, pero el secreto está en su interior. Me estoy mirando las piernas porque desde que la destapé y la descubrí la uso casi a diario, sobre todo si llevo falda, y oye, blanca y todo están fantásticas.

Su efecto en el escote y en los brazos, y cuando esté un poco morena tiene que ser de tirar para atrás. Así que me voy a dejar estafar por esta crema. Decidido. Se queda a vivir en mi baño, y cuando muera la primera por consumición moveré cielo y tierra por conseguir la segunda. Y así sucesivamente. Incluso haré mi particular mezclita con un poco de aceite corporal para maximizar sus efectos y conservar un poco más de tiempo su duración.

Así que si alguna necesitáis un poco de estafa cosmética, esta es una buena y sorprendente opción.

Gracias bombón (esto va dirigido a la persona que me lo ha regalado). Contigo el mundo siempre es más bonito y sobre todo más brillante.

Esta noche lo celebraremos como Dios manda!!!!!

 

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